miércoles, 27 de enero de 2010

La profunda desazón que habita en el pecho.

Se levantó y no la encontró. Llevaba años buscándola. Cuando se rindió, algo se movió en el bolsillo de su pantalón. Contestó.

- ¿Si?
- Tengo una mala noticia.
- ¿Quién coño eres?
- La que buscas.
- ¿Dónde te metes? ¡Llevo años buscándote!
- No te lo puedo decir. Los dos sabemos que, cuando me encuentres, me matarás.
- Evidentemente.

Él sabía que, si seguía así, no lograría hacer volver a aquello que hacía tiempo andaba buscando.

- Mira... llevo tiempo intentando acabar contigo y no lo he conseguido... supongo que podemos plantearnos comenzar de cero.
- A mí no me engañas. Yo me alimento de ti, no puedo vivir sin tu agónica búsqueda de mi misma. Cada día que pasas buscándome y ahogándote en lágrimas con tu sábana... me hace más fuerte. Yo crezco con tu desazón. Tu sin mi puedes continuar viviendo esa vida que no sabes si vivir, yo, sin ti, muero.
- Esto ha llegado demasiado lejos... ya se han dado casos, ¿sabes? Hay mucha gente que convive con los de tu calaña; incluso, familiares tuyos han infundido soplos de creatividad a pensadores y artistas, han podido convivir juntos. ¿Por qué tu y yo no podemos hacerlo?
- Se necesita demasiada templanza y capacidad de sufrimiento por tu parte; si no me controlas puedo acabar matándote y yo... yo moriría contigo.
- Yo siempre he sido demasiado débil... si no... ya haría tiempo que habría acabado contigo.
- Lo sé.
- Demasiado débil para soportar ese dolor innombrable, jamás te he podido definir... contigo he encontrado los límites del lenguaje... no hay palabras para expresar a través de mi boca el dolor que siento en mi pecho y en mi garganta. Yo ya no puedo más.
- No podrás hacerlo, jamás tuviste la suficiente [...]

La conversación se cortó de repente. La gente que pasaba por la calle al principio se apartó. De entre los peatones, destacaron los más valientes o fanfarrones, que empezaron a acercarse. Alguno llamó a la ambulancia. Otros, a sabiendas de que los milagros eran cosa de cuentos, llamaron a la policía. Ocupó una pequeña columna en el periódico del día siguiente.

No tuvo otra elección. Su vida con ella hubiera sido imposible. Era débil. No tuvo la suficiente entereza como para mirar al vacío antes de precipitarse hacia lo inevitable: se tapó los ojos. La encontró entre las baldosas del suelo y, entre la sangre, los huesos y las vísceras esparcidas... ella encontró la muerte. La mató, matándose.

[Hoy ha sido un día de mierda, con una buena mierda de noticia al final]


3 comentarios:

  1. Delirioos? alucinaciones? XD el que fa ser psicologa.. només penses en el mateix sempre!!

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  2. Jjajajajj!! Ves a saber que es! La meva àvia li deia "el resquemor", sembla una peli de por!!
    Son els exàmens... a veure quan passen i envio el resquemor aquest a tomar pel cul!!! Un peto!

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