La cuchilla del rapaz barbero le desveló el engaño: Mahoma nunca había acercado a sí mismo una montaña, era el sufrido profeta quien se hechaba a andar. Fué entonces cuando maldijo, a partes iguales, el refranero popular y su fanática devoción por él.
jueves, 20 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario