domingo, 28 de febrero de 2010

Elección y discriminación

Hace tiempo que sigo a Gabriel Albiac, uno de los mejores filósofos que actualmente habitan por nuestras tierras. Su bellísima y pausada dicción atrae tu atención y dificulta la ejecución de otros quehaceres mientras uno escucha su voz. Hoy, buscando alguna entrevista suya por la red, he encontrado dos vídeos muy interesantes.

El primero es una entrevista realizada en Libertad Digital; el segundo es una tertulia filosófica (sobre el estoicismo) con Agapito Maestre, un filósofo, sociólogo y politólogo, discípulo de Habermas.

El esfuerzo que hace Libertad Digital, más allá de la opinión de sus editoriales, por acercar la filosofía a un medio tan degradado como la televisión, me parece envidiable y digno de elogio.

No quiero entrar en debates impropios pero es un error común (sobretodo en opinión política) confundir la parte por el todo; en muchas ocasiones el desacuerdo con un fragmento obliga al personal a tirar todo el texto a la basura. Yo siempre he intentado, aunque se trate de medios distintos a mi opinión, escuchar y entender (que no debe confundirse con compartir) las diversas opiniones, en este caso de un medio de comunicación: Libertad Digital. Si no estoy de acuerdo con buena parte de sus editoriales, eso no me obliga a desechar la apuesta por la cultura que esta cadena (hija legítima de Losantos y César Vidal) ejerce; han logrado crear programas magníficos, como las nocturnas reflexiones de Gabriel Albiac en su programa radiofónico "Después de Todo", un potentísimo programa que entremezclaba la música de los 60, 70, 80 y 90 con la literatura, la poesía y la filosofía. Lamentablemente, Albiac tuvo que abandonar el programa (que se emitía de 1h a 3h de la madrugada) por problemas médicos. Ahora me encuentro con este programa, "Los catedráticos" en el cual Gabriel Albiac y Agapito Maestre llevan a cabo una tertulia sobre un concepto que la audiencia elige: la soledad, la pérdida de identidad, el estoicismo, etc.

Cuando el ser humano no se etiqueta ni se determina en posiciones políticas y dogmáticas ahogantes, puede descubrir cosas bellísimas a su alrededor que, de otro modo, desecharía bajo el "etiquetismo": conservadores, progresistas, izquierdistas, derechistas, etc. Ya he dicho en más de una ocasión que yo pretendo ser un individuo no marcado por esta tendencia (tan humana) clasificadora; es todo un programa de vida. Y, como todo programa, exige una cierta rigurosidad: el individuo que quiere abrir su mente debe estar atento a lo que sucede. Abrir la mente no significa meter todo lo que uno ve en el zurrón, significa elegir con cautela y distinción, dejando de lado las "etiquetas" que confunden dicha elección. Elegir lo que uno quiere hacer suyo es complicado, por eso el hombre se lanza de lleno al "etiquetaje": es mejor zampar lo que tal o cuál medio me dice que tengo que zamparme, así me ahorro el esfuerzo de discriminar la información. Con cautela me he acercado a Libertad Digital y, con discriminación, he alejado sus editoriales y he hecho míos programas como "Después de todo" y "Los catedráticos"; he alejado su opción política y he acercado, una parte, de su opción cultural. Ahí va:




2 comentarios:

  1. Costa no etiquetar a les persones... i més quan estem "predisposats" a fer-ho. Pensa que a l'exterior hi ha gan quantitat d'informació a la que el nostre cervell no pot atendre, i per això es creen les etiquetes, per no estressar-lo i simplificar la feina. Suposo que el problema és saber escollir les etiquetes adequades i no fer discriminacions a l'atzar.

    ResponderEliminar
  2. Exacte, posar etiquetes es molt humà, de fet, es la garantia de que el llenguatge que utilitzem tingui alguna cosa a veure amb el món que ens envolta. Clar... en quin moment les etiquetes representen la realitat tal i com es, o en quin moment les etiquetes començen a ser una realitat en si mateixes... separades del món? Ves a saber!

    ResponderEliminar