domingo, 31 de mayo de 2009

Reflexión sobre el desengaño político.

Cuando uno toma conciencia del mundo que le rodea, cuando despierta del sueño feliz de la infancia, se ve encauzado a darse de bruces con la realidad. Y, por suerte, este encontronazo no suele ser muy violento, abriendo una pequeña herida que puede ser suturada volviendo al refugio del imaginario infantil... hasta que uno se pregunta por la distinción entre lo real y lo irreal; en ese momento la herida se abre ferozmente y la conciencia vierte tarros de sal sobre ella. 
Esta pregunta se plantea en muchos ámbitos, pero hay un ámbito concreto que incide de forma especial sobre la conciencia inocente del humano que despierta al mundo: el ámbito de lo político. 


Hace tiempo que mi cuerpo se vió asaltado por esta pregunta, la conciencia deshojó a tijeretazos la dormidera que encubría mi mente. Ésta se sobresaltó mientras observaba lo que le rodeaba, como compañero de viaje tomó al ímpetu de la adolescencia; y emprendió el camino de "desocultar" la verdadera opción política y señalar ferozmente a la falsa opción politica. Mi mente sentó rápidamente la distinción entre lo real (lo verdadero) y lo irreal (lo falso); la voluntad impetuosa de mis 17 años contrapuso lo real con lo irreal, y lo creyó irreconciliable. De esta manera sacié el anhelo de mi pregunta: ¿Qué es lo real y lo falso en el devenir político? Dicho de otra manera: ¿Cuál es la metodología que podria funcionar en el ámbito político con arreglo a mis convicciones?

Mis convicciones, algo que no podía ser cambiado en un mundo eternamente cambiante. Suturé la herida sangrante con una opción política; era la opción que me apartaba de la reflexión. Esto suena bastante mal: ¿Cómo puede ser que la política se escinda de la reflexión? Pues si querido lector, no hay nada más lejano de la reflexión que la acción. Para actuar debemos pensar, pero para pensar debemos dejar de actuar: pues toda acción entraña una decisión; y el pensamiento es un devenir constante entre contradicciones, cuando decidimos algo (una opción política, ir a comprar, adquirir un determinado vehículo, masturbarnos, etc.) el pensamiento se para en aquella decisión. Aquí se halla la base de toda convicción: dejar de pensar para poder actuar, para poder tomar una cierta decisión y que la reflexión constante de mi conciencia no me aparte de mi convicción; es la base de la decisión por un estilo de música, una estética, un viaje, una muerte, etc.

Evidentemente, no hago un juicio valorativo del acto. Actuar es necesario, sin el acto no habría vida, pero debemos tener claro que en el acto (al menos en su génesis) el pensamiento deja de trabajar y se para para ejecutar ese acto.
Pues bien, cuando nos decidimos por una opción política el pensar se detiene en dicha opción política; eso sí, después podemos reflexionar sobre nuestra opción, pero ya no nos encontramos en el terreno de lo política (que es el terreno del acto por excelencia: el voto, tirar huevos a un presidente, cambiar una ley, etc.) sino en la "metapolítica" en la reflexión de la opción escojida (reflexionar sobre el voto; pensar si, según Grimaldi, debo tirar huevos a un presidente para cambiar algo; reflexionar sobre el cambio de una ley bajo mis paradigmas políticos, etc.)

Retomando el hilo del presente escrito, cuando tomé dicha decisión política y actué conforme a su ideario; mi pensamiento se adormecía en mis actos, pero despertaba cuando discutía sobre la validez de mis convicciones. La fuerza de mi cuerpo adolescente me inclinaba a actuar más que a reflexionar, pero a base de reflexiones intermitentes... un cuchillo incandescente volvió a separar la carne suturada con la convicción y llegó hasta el hueso: apareció el desengaño político. Ya no tenía tan claro si la pregunta se hallaba en distinguir entro lo real y lo irreal... sino en ver si realmente lo real estaba tan lejos de lo irreal.
El hombre es un animal que vive en la convicción (que vive, que come, que anda, que quiere, que odia, etc), unas convicciones que se destruyen y construyen a lo largo de toda la vida. Y, por ello, volví a convencerme, volví a responderme con una nueva convicción: que lo real no estaba tan lejos de lo irreal, es más, que venían a ser lo mismo.

En efecto, hoy pienso que lo verdadero comparte todo su anhelo con lo falso; que, en política, todos ansían tomar el control para establecer sus convicciones. Y, estoy convencido, en el momento actual las izquierdas no difieren en nada de las derechas: la extrema derecha equivale (en espíritu y pretensiones) a la extrema izquierda, la izquierda equivale a la derecha y que el centro... que la opción de centro es la opción de la demagogia, utilizado unas veces por la derecha y otras por la izquierda. Es imposible hacer entender esto si uno no se aparta de sus convicciones y mira las cosas desde otro punto de vista, que es lo que trata de hacer el pensamiento. 
Voy a poner un ejemplo sobado y oportunista: cuando uno juega un partido de fútbol, ve al contrincante como un enemigo; la única opción es meter gol para poder mantener o lograr el poder. En cambio, cuando uno lo ve desde la grada (y no es un forofo enloquecido) ve que ambos equipos pretenden lo mismo (con diverso método, si, pero con igual fin), que hay un reglamento y un árbitro.
Pues bien, los dos equipos serían los partidos políticos, el reglamento sería la democracia y el arbitro sería el moderador de la cámara que da paso a un y otro partido. Y la pregunta es: ¿Y dónde cojones se halla la ciudadanía? La respuesta es sencilla: la ciudadanía no juega, paga para ver el partido. La ciudadanía paga el sueldo (la entrada al campo si seguimos con el ejemplo) a unos políticos (futbolistas) que se empeñan en elaborar discursos lejanos a la realidad del pueblo que los ha elegido en un acto de participación democrática (reglamento futbolístico) cada 4 años. 
La política está separada de las necesidades del pueblo y, con esto llega la mayor convicción del escrito, la democracia actual del 1r mundo no funciona; bueno, perdonad mi inociencia, le funciona (y muy bien) a la clase política. 

Y es que, en España, no interesa que funcione: el estudiante es tratado como un vividor y no como el futuro; la educación y cultura españolas son vergonzosas. Vivimos en un país cadavérico que utiliza aún los términos de distinción política a la vieja usanza de la revolución francesa: los girondinos y los jacobinos, derecha e izquierda; vivimos en un modelo democrático de alternanza política en el poder, como a finales de 1800 con la alternanza en el poder del partido liberal y del partido conservador. Somos un país que no apuesta por el futuro y que se acabará hundiendo en la mierda. Porque, no da mucha tranquilidad que yo piense que tenemos suficiente con votar cada cuatro años... porque con el nivel de gilipollez y ignorancia de este país, si tuviéramos un modelo político realmente participativo, seríamos capaces de ser gobernados por Karmele, Paquirrín o el Chiquilicuatre.

La verdadera tentativa de cualquier teoría política que se verá respaldada por el que escribe, será aquella que intente crear un país culto, un país formado (recuerdo que el gobierno socialista va a repartir unas becas para quien suspenda en la universidad... en fin, sólo me cabe pensar que les interesa tener un pueblo idiota para que no se pare a pensar) con el que poder crear una opción de voto coherente; es decir, que fomentando una educación y cultura consistentes, tengamos unas generaciones venideras que voten a partir de una reflexión previa... evitando que en el futuro tengamos a engendros como Carmen de Mairena votando. 
Todos los demás partidos que siguen aceptando esta democracia ya se pueden ir a zurzir mierdas, pues (apoyando o no al reglamento democrático) hasta el más tonto se acaba aprovechando del sistema democrático actual y llevándose al bolsillo un paston por mi voto para que después no hagan una santa mierda. Y no me vale la opció de "canviar el estado democrático desde dentro" que ya me conozco esos discursos, y al final acaban siendo los que se llevan las sacas de dinero.

Retomando el tema de la educación como mejora política, aquí se vuelve a apoderar de mi el germen del desengaño político: ¿Quién llevará a cabo esta educación? ¿No será una educación polarizada y dirijida al voto de un determinado partido en el futuro?

En fin, viendo el estado actual de la cuestión... sólo me queda la opción de pegarme una taja enorme, hacer libaciones con las papeletas, pegarme un simposio en honor del "aprovechado político" (ya me gustaría a mi entrar en un partido para arreglarme la vida) y escuchar el "Cant dels Ocells" mientras bailo encima de las urnas y me masturbo con mi D.N.I.

Homo homini lupus








3 comentarios:

  1. Un gran escrit pahu, enkara que una mika dens.

    En resum, alimenta la classe politica amb diners i ella pensarà per tu.

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  2. És precisament el desengany enfront de la política democrática actual el que t'ha d'impulsar a buscar altres opcions polítiques. Si ja en vas buscar al seu moment i et van desenganyar igualment, has de seguir buscant. Has de trobar un moviment polític que s'adapti a les teves conviccions personals, alhora que has d'adoptar una mirada crítica vers la teva propia opció política, precisament per què quan actuis (que un dia o altra ho hauràs de fer) ho fagis de la millor manera possible.
    És veritat que la dicotomia esquerra-dreta s'ha de superar. "Los políticos encaran las cosas desde la izquierda o desde la derecha. Pero las cosas hay que encararlas de frente" (José Antonio Primo de Rivera).

    Si sempre et quedes en l'escepticisme polític, mai tindràs l'oportunitat de canviar res. Troba un moviment al que puguis addherir-te sense haver d'hipotecar les teves conviccions íntimes i personals. Hi ha qui diu que és impossible, però jo sé per experiència que no ho és. Ja t'he comentat alguna vegada que, sent jo falangista, amb els que més he discutit (amistosament) de política és amb els propis falangistes.

    I per molt desenganyat que estiguis, per molts dubtes que tinguis, hi ha certes coses de les que no pots dubtar, i certes frases de les quals un no pot fer més que afirmar-les amb tota la força de l'esperit. I són aquestes petites conviccions les que t'han d'impulsar a lluitar políticament per extirpar les lacres socials existents: el racisme, la xenofobia, el capitalisme, l'aborregament de la societat de masses, la degeneració i privatització de l'ensenyament, la pèrdua de valors enfront de l'hedonisme i la cosificació de les persones humanes.

    Una abraçada, Pahu.
    Per cert, l'article està molt molt ben escrit.

    "No es tolerable que masas enormes vivan miserablemente mientras unos cuantos disfrutan de todos los lujos" (José Antonio Primo de Rivera)

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  3. Bravo, aplaudo tu entrada................intemporal!!!!

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