jueves, 15 de octubre de 2009

Oda a la entrañable lucha de los progenitores

Tienen tuétano, tienen pelo, tienen hambre y tienen sueño. Suelen tener ganas de hacer el amor, ganas de matar y ganas de morir mientras intentan vivir. No tienen miedo a navegar en este mar embravecido, acercándose a los acantilados para poder escuchar el viento abrazando la roca, sabiendo que su navío puede acabar abrazando también las mismas rocas que acojen a ese viento que los estremece. Los encontrarás cantando un bolero parapetados tras una trinchera, fumándose un cigarrillo liado en el descanso de 5 minutos de su extenuante pero tan deseado trabajo. Si paseas por delante de cualquier juzgado, los encontrarás bromeando con sus abogados intentado sacar una mueca risueña a la adversidad... aún cuando saben que se juegan su vida y la de su familia en la proxima sentencia. Los podrás sorprender haciendo la cena a sus cansadas mujeres, tratando de encontrar el amor que les ha sido negado en esa fábrica... con el cruel y frío repicar en la pared de ese reloj que nunca pasa; y ellos se ríen a carcajadas de ese maldito reloj sabiendo que, al volver a casa, tendrán a alguien a quien poder alimentar y acurrucar... mientras él, pobre esclavo de sí mismo, seguirá colgado en la pared, dando vueltas y vueltas a sus horrendos y repetitivos problemas. Los podrás encontrar en la cola del INEM sin perder la sonrisa y esperando la llegada de cualquier ángel con un contrato basura. Ellos no perderán la cabeza en la sala de urgencias, los encontrarás haciendo gala de su humor mientras un practicante les mete una pegajosa sonda por la nariz. Jamás insultarán ni vejarán a un enemigo sino que, al contrario, le darán un enorme abrazo; y el enemigo que antes era tan amigo, no sabrá cómo responder ante tanto respeto.
Ellos son héroes. Y lo mejor es que nunca lo sabrán, mejor así.





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