martes, 29 de diciembre de 2009
Tiempo de comer
jueves, 17 de diciembre de 2009
Cuchillos oxidados, sangre y esperanza. Una recensión de "¿Qué es filosofía?" de José Ortega y Gasset.
Debo advertir que no es un libro apto para los oníricos momentos de duermevela; compila las lecciones de un curso universitario que, como tal, debe recibir la atención solemne del estudio y no le lectura liviana del pasatiempo. Aunque, aquí, Ortega me achacaría una mala interpretación de su método pedagógico:
La quilla de la cultura, el estado de ánimo que la lleva y equilibra es esa seria broma, esa broma formal que se parece al juego enérgico, al deporte, entendiendo por tal, como es sabido que yo entiendo, un esfuerzo, pero un esfuerzo que, en oposición al trabajo, no nos es impuesto, ni es utilitario ni es remunerado, sino un esfuerzo espontáneo, lujoso, que hacemos por el gusto de hacerlo […]. La cultura brota y vive, florece y fructifica en temple espiritual bien humorado -en la jovialidad-. La seriedad vendrá después, cuando hayamos logrado la cultura o la forma de ella a que nos referimos –así, ahora, la filosofía- [José Ortega y Gasset; "¿Qué es filosofía?"]
Con este curso Ortega espera, oponiéndose a la desesperación, ver florecer el germen de la filosofía en las mentes de los madrileños que asisten a sus lecciones. Y es que el germen de una filosofía es, a la larga, el germen de una nueva vida; sin embargo, como Ortega nos advierte, estos conceptos (el de filosofía y vida) parecen antagónicos y contrapuestos.
Lo que en una obra importa es lo que recoge de dicho contexto, lo que aúna y lo que rechaza, lo que crea con los pedazos de lo que destruye, lo que recuerda y lo que olvida; y esto es, las lentes nuevas que la obra crea para observar desde otra perspectiva lo que el hombre ha observado siempre: la relación entre él y el mundo. Y estas lentes, valga de nuevo la perogrullada, están construidas con la materia propia de cada tiempo humano, de cada contexto, de cada paisaje, de cada circunstancia.
Los coetáneos de Ortega, y él mismo, dan cuenta de la agonía latente entre el individuo y la comunidad, entre España y sus confines, entre el devenir del hombre de a pie y el devenir histórico, entre creyente que espera creer y Dios.
NOTA AL MARGEN: Como apunta Unamuno en su “Agonía del cristianismo” entiéndase “agonía” por lucha y no por la desesperación del moribundo. Agonía es desesperación esperanzada, es la lucha que se da en el seno del hombre y lo posiciona como agonista, como luchador; unas veces será protagonista y otros antagonista pero si cede, si deja de agonizar, de luchar, la desesperanza envuelve con sus brazos de hierro al moribundo y el óbito, metafórico y moral, sucede en el cansado cuerpo del que ha cedido. Así, el moribundo puede conservar su salud y cuerpo, pero su alma ha sido cercenada por el helado corte de la guadaña. Muy a pesar del vago, la inmortalidad no consiste en la calma y la relajación, sino en la constante lucha por existir, que no es otra cosa que estar siendo, estar agonizando, estar luchando; aunque quizá aquí no quepa la mordaz pluma de Ortega es interesante decir que él apuntaría “existir es decidir”
Ortega será heredero de todo este convulso acontecer, viviendo el fin de la aparente tranquilidad de la regencia de Isabel II y el reinado de Alfonso XII con el levantamiento de Primo de Rivera, estableciendo una dictadura que suplía el ya cadavérico sistema de alternancia de partidos.
Unamuno expresará esta ineludible necesidad de los jóvenes españoles: “El libro es en España –escribe- más imprescindible que en otras partes. Donde hay más cultura en el ambiente social que la que aquí hay, recíbela uno sin saber cómo: de conversaciones, de la lectura de diarios, de conferencias, del espectáculo mismo de la vida, aquí tenemos que suplir cada una de las deficiencias de la cultura ambiente y las deficiencias de nuestra educación; el español se ve obligado a ser autodidacto” [Pedro Laín Entralgo; La generación del 98]
No vamos a encontrar en las lecciones que presenta el libro una historia de la filosofía en toda regla, aunque hay páginas que muestran con clara lucidez la génesis de conceptos tan importantes para la filosofía como “ser”, “conciencia”, “subjetividad”, “intimidad”, etc. A uno le dan ganas de arrancar dichas páginas y colgarlas en la pared de su habitación como si se tratara de un gran tesoro hallado en un largo viaje.
Es el libro de Ortega un viaje hacia el centro de la filosofía de nuestros días, parte del simple juego, de lo sencillo y jovial, pero poco a poco va girando sobre sí mismo, concentrando sus esfuerzos por llegar al mismo centro y sacar a la luz lo que el vocablo “filosofía” significa. Cuando aún me faltaban un par de giros concéntricos para acabar el periplo orteguiano no pude contener mi dolor ante lo que pasaba delante de mis ojos y mis manos se lanzaron a escribir lo que sigue:
Antigüedad y modernidad coinciden en intentar, bajo el nombre de filosofía, el conocimiento del Universo o cuanto hay. Pero al dar el primer paso, al buscar la primera verdad sobre el Universo comienzan ya a discrepar. Porque el antiguo parte, desde luego, en busca de una realidad primera, entendiendo por primera la más importante en la estructura del Universo. Si es teísta, dirá que la realidad más importante que explica las demás es Dios; si es materialista, dirá que la materia; si es panteísta, dirá que una entidad indiferente, a la vez materia y Dios –natura sive Deus-. Pero el moderno detendrá toda esta pesquisa y disputa diciendo: es posible que, en efecto, sea esta o la otra realidad la más importante en el Universo, pero después de que lo hubiésemos demostrado no habríamos adelantado un paso –porque ustedes han olvidado preguntarse si esa realidad que explica a las demás la hay con toda evidencia; más aún si esas otras realidades explicadas por ella, menos importantes que ella, existen indubitablemente-. El problema primero de la filosofía no es averiguar qué realidad es la más importante, sino qué realidad del Universo es la más indudable, la más segura –aunque sea, por caso, la menos importante, la más humilde e insignificante-. En suma, que el problema primero filosófico consiste en determinar qué nos es dado del Universo –el problema de los datos radicales-. La antigüedad no se plantea nunca formalmente este problema; por eso, cualesquiera sean sus aciertos en las demás cuestiones, su nivel es inferior al de la modernidad. Nosotros nos instalamos, desde luego, en este nivel, y lo único que hacemos es disputar con os modernos sobre cuál es la realidad radical e indubitable. Hallamos que no es la conciencia, el sujeto –sino la vida, que incluye, además del sujeto, el mundo-. De esta manera escapamos al idealismo y conquistamos un nuevo nivel [José Ortega y Gasset; "¿Qué es filosofía?"]
¡Qué más da que todo sea una falsa ilusión! No podemos pensarnos a nosotros mismos sin la relación indisociable con nuestro mundo, con nuestra circunstancia; incluso en los sueños no puedo soñarme sin el sueño que envuelve a mi ser soñado. Así, Ortega aúna filosofía y vitalidad, yo y mundo, individualidad y colectividad; de esta conjunción entre lo teórico y lo vital surge la vida humana. ¡Es imposible pensarme sin aquello que me rodea! ¡Imposible! El mundo no es ya la naturaleza de los griegos ni el sujeto proyectado de los modernos, el mundo es mi circunstancia. Yo soy en tanto que circunstanciado por mi mundo y el mundo es en tanto que atendido por mí.
El atributo primero de esta realidad radical que llamamos “nuestra vida” es el existir por sí misma, el enterarse de sí, el ser transparente ante sí. Sólo por eso es indubitable ella y cuanto forma parte de ella –y sólo porque es la única indubitable es la realidad radical […] Me doy cuenta de mí en el mundo, de mí y del mundo- esto es, por lo pronto, “vivir”. Ese “encontrarse” es, desde luego, encontrarse ocupado con algo del mundo. Yo consisto en un ocuparme con lo que hay en el mundo, y el mundo consiste en todo aquello de que me ocupo y nada más. Ocuparse es hacer esto o lo otro –es, por ejemplo, pensar [José Ortega y Gasset; "¿Qué es filosofía?"]
Ortega pone la filosofía de su tiempo al alcance de aquellos que constituyen dicho tiempo:
Imaginen ustedes por un momento que cada uno de nosotros cuidase tan sólo un poco más cada una de las horas de sus días, que le exigiese un poco más de donosura e intensidad, y multiplicando todos estos mínimos perfeccionamientos y densificaciones de unas vidas por las otras, calculen ustedes el enriquecimiento gigante, el fabuloso ennoblecimiento que la convivencia humana alcanzaría. Eso sería vivir en plena forma; en vez de pasar las horas como naves sin estabilidad y a la deriva, pasarían ante nosotros cada una con su nueva inminencia. No se diga tampoco que la fatalidad no nos deja mejorar nuestra vida, porque la belleza de la vida está precisamente no en que el destino nos sea favorable o adverso –ya que siempre es destino-, sino en la gentileza con que le salgamos al paso y labremos de su materia fatal una figura noble [José Ortega y Gasset; "¿Qué es filosofía?"]
Manual para la buena presentación de los trabajos académicos
martes, 15 de diciembre de 2009
Recuerdos nocturnos de la undécima planta de un hospital
lunes, 14 de diciembre de 2009
Sangre
martes, 8 de diciembre de 2009
Miedo y asco en Barruera
- Haced caso a vuestro amigos biólogos en materia de CO2 y muerte por ahogo, y lavad vuestra ropa después de la exposición constante a una hoguera.
- Aprovechad la montaña para echar de menos las comodidades de la civilización: fruta y verdura frescas y alimentos azucarados.
- En un ambiente de intoxicación por CO2 y bebidas espirituosas, me limité a intoxicarme con una larga exposición al humo y un par de vasos de Moscatell.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
¡Adiós vieja amiga!
domingo, 29 de noviembre de 2009
Una propuesta religiosa silenciada; recensión de "El fundamento irreligioso de la iglesia", de Joan Leita i Graell.
El texto que sigue estas palabras fue una recensión que realicé para la asignatura de Historia de la Filosofía Medieval III. El autor tratado es, como casi todos los que aportan aire fresco a la religiosidad, un autor olvidado y que, probablemente, su apuesta por la espiritualidad quedará olvidada en el tiempo. La comunidad dogmática cristiana jamás podrá aceptar un cambio como el que propone Leita, una apuesta que incluso permite, y considera indispensable, la entrada del ateo y del escéptico en la nueva iglesia de la irreligión.El texto está en catalán, intentaré traducirlo cuando tenga tiempo para permitir que el mensaje llegue lo más lejos posible.Sin más, aquí mi pequeño homenaje a este autor:
"Aun siendo sin duda importantes los análisis sociológicos, psicológicos e históricos, hemos creído que era fundamental investigar qué es la iglesia en su esencia, considerada a partir de sus orígenes. Por esto nos hemos remontado al evangelio en el cual tiene la iglesia su razón fundamental de existir [a l'evangeli de Mateu]"
"la vida de la iglesia ha de ser mucho más personal y profunda que la de un simple mecanismo de ley y obediencia"
"el mesías, el hijo de David, que cumple en sí mismo las profecías veterotestamentarias: pertenece a la descendencia de Abraham, de Isaac y de Jacob; [...] aquél en quien están puestas todas las esperanzas del pueblo de Israel"
"el acontecimiento de Jesús sólo se ha considerado de acuerdo con la línea religiosa y tradicional de Mateo"Un evangeli, el de Marc, rupturista amb el passat veterotestamentari. Un document que respon a la vertadera coherència del Crist, resolent la llunyania de l'home envers Déu "hominitzant" al mateix Déu. Com diu Leita, en l'esquema evangelic de Marc,
"la afirmación básica que fundamenta la fe ha quedado bien diferenciada de la que suele ser base común de la religión, y con ello ha sido ya invalidado el mecanismo de relaciones trascendentes. De ahí que el Dios invisible, contemplado a través de la creación, no esté esencialmente presente en el documento de Marcos, a diferencia de cualquier otro documento veterotestamentario"
"a la voluntad de Dios expresada en las normas y que el hombre ha de poner en pràctica"...sino, més aviat l'afirmació central de la fe es...
"aquella unidad viva de la aceptación de la persona de Jesús como constitutivo único y radical de salvación"Heus aquí l'esglèsia del silenci, la unitat de fe amagada pel mesianisme institucional.
"llegar a la conclusión definitiva acerca de cúal de dichas iglesias tiene con seguridad validez evangélica ni [...] acerca de cuál de ellas ha de ser excluida necesariamente como no evangèlica"...més aviat, voldrà deixar constància de l'existència d'una altra possibilitat confessional que emana dels sinóptics.
"si hay que afirmar que Jesús es Cristo, no es porque nos trajera una nueva religión, sino porque es el final de la religión"
"hacia abajo, dirigida al centralismo del individuo personal, y otra hacia arriba, dirigida hacia el término absoluto de toda individualidad"...establint un centralisme absolut de Jesús. El món ja no s'entèn desde la trascendència rabínica, sinó a través de la realitat intramundana de la persona de Jesús que, apropant la divinitat a l'home, trenca definitivament la llunyania envers Déu i la submissió legal amb aquest. D'aquesta manera...
"Dios no puede ser el mecanismo de la forma ascendente o de la mirada hacia arriba, porque esto no seria salir al encuentro [centralizado] del acontecimiento de Jesús"...el Déu rabínic, que es el Déu de l'esquema de Mateu, no encaixa en el document de Marc.
"ni lo que importa es ya saber cúal es la verdadera religión, porque el acontecimiento mismo de Jesús supera toda categoría religiosa. Lo único que importa es ya saber cómo podemos vivir unidos en la iglesia de la irreligión"
jueves, 26 de noviembre de 2009
Una crítica al nacionalismo romántico o querer el postre antes que el entrante.
Un diable es una figura típica del festejo veraniego catalán que tira fuegos artificiales enganchados en una especie de maza; normalmente se forman unos grupos de diables y se juntan para tirar fuegos en un pasacalles donde la gente baila debajo del fuego, el correfoc. Supongo que será un legado de las fiestas paganas, no sé muy bien de dónde surge, algún día lo investigaré. Para mí es un orgullo ser un diable cada vez que salgo con el traje ignífugo me siento más apegado a mi tierra y sus costumbres.Sinceramente, sin dinero no hay fiesta. Pensad que, en muchas ocasiones, los grupos de diables reciben subvenciones de sus ayuntamientos para costear el caro equipo pirotécnico. Pensad que nuestra tradición no deja de ser una fiesta y en tiempos de crisis... las subvenciones para festejos bajan considerablemente, es decir, con menos dinero la calidad del correfoc es menor.
jueves, 19 de noviembre de 2009
¿Huir o perseguir?
Sólo lo dijo una vez aquello de "correr es de cobardes" y jamás lo volvieron a ver sentado, de hecho, jamás lo volvieron a ver. Ayer me llamó. Me dijo que un día salió a correr y, zancada tras zancada, acabó muy lejos de casa. Llegó tan lejos que hoy trabaja en el departamento de pruebas de una empresa de cintas de correr afincada en la Patagonia. Aún me pregunto cómo se las arregló para cruzar el océano. Quizás fuera el Mesías; que lástima, los judíos hace siglos que lo esperan y al pobre hombre no se le ocurre otra cosa más divina que invertir su profetizada existencia en correr. Y qué va a hacer... Nerón y los romanos hace tiempo que están criando malvas.En fin una buena canción para correr y para fabricar ataúdes
Mr. Review, "One way ticket" --> http://www.youtube.com/watch?v=D3sg6XGObjY&feature=player_embedded
miércoles, 18 de noviembre de 2009
¿Miedo o Pereza?
La corriente de este río no me gusta un pelo, no sé dónde acabará su cauce, ni sé las montañas que esculpe ni los valles que atraviesa. Me da miedo. Aún así, cada cierto tiempo, me siento a su vera y observo su hipnótica belleza destructora que tanto me atrae. Quién sabe si algún día me lanzaré a él definitivamente y, quizás en ese momento, el río se desvanecerá y sólo quedarán las heridas que durante años forjó en la tierra que alimentaba. Heridas. Decisiones. A veces es demasiado tarde para reaccionar.
martes, 27 de octubre de 2009
Contrastes grisáceos
La alegría es un sublime y sutil estado de profunda tristeza.
lunes, 26 de octubre de 2009
Último deseo
Cereales con leche
No es lo mismo un pensamiento que una idea, un pensamiento discurre, se dialoga, se cambia, se vuelve a reformular; una idea se da a través del pensamiento, pero la idea es estática, hija de su tiempo, hija de su propio contexto del que no puede escapar pues, sin él, no existe. Sé que éste es un apunte anacrónico, leído desde nuestro tiempo: en la antigua Grecia, decir que una idea era hija de su contexto, que hacía abstracción de lo universal (p. ej. la idea de "belleza" en el medievo y la idea de "belleza" en la actualidad) era impensable; pues las ideas eran algo universal y estático, el mundo se regía por ellas. El cambio y el devenir se hacían con arreglo a lo ideal, a lo universal, a la idea; el mal cambio o el devenir inesperado eran una mala imitación del ideal. Hoy en día solemos pensar que hay ideas estáticas (ideas abstractas, que se abstraen del contexto universal de la historia) e ideas en devenir (ideas que fluyen con el devenir de la historia, que se entienden a través de su reconciliación con sus antepasados, incluyéndolos y no destruyéndolos). El primer tipo de ideas pertenecen a lo que vulgarmente entendemos por "idea" y el segundo a lo que solemos llamar "pensamiento". Y, evidentemente, esta forma de diferenciar entre pensamiento e idea es una amalgama rara teñida por el paradigma hegeliano que, tarde o temprano, será substituido por cualquier otro; si no lo ha sido ya. En consecuencia:
ESTO HA SIDO UNA IDA DE OLLA, NO HAGÁIS CASO DE LO QUE HE INTENTADO EXPLICAR EN ESTE APUNTE.
- Porque nuestro contexto lo impide
- Porque jamás sabremos cómo fue aquél pueblo. Siempre que estudiamos algo lo hacemos desde nuestro contexto, no podemos jugar a ser Dios. No podemos deshacernos de nuestro contexto, el lenguaje de nuestro tiempo siempre influenciará el estudio histórico. El estudio de la historia conlleva una contradicción: exige claridad y veracidad desde una perspectiva totalmente diferente a la estudiada.
Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios
Luc., XX, 25